CULPABLE O NO
No me mires así.
Sabes que no soy culpable.
De esta pasión solo es culpable la luna.
Esa media luna que asoma a tu cielo
después de dejar el mío enarbolado.
La culpa la tienen tus ojos, sus destellos,
tu boca, tus manos.
Esas que recorren con delirio mis sueños,
Y saben ponerle esencias a este cuerpo.
No soy culpable de saber pedir tu sabia,
la que se desborda de tu piel morena,
de esas esencias que embrujan la existencia.
No soy culpable, no.
De tanto delirio tengo miedo,
Miedo de ser naufraga en tus mares,
silueta en llamas solo en tus recuerdos,
esperas de reencuentros,
tristezas de almas sucumbiendo a la locura.
Pecadora soy por desearte,
por querer que broten nardos en mis labios,
desear que sientas las fragancias de las rosas
en las mañanas de juegos delirantes.
de querer hechizarte,
sí, soy culpable.
Carmen Amaralis Vega
ANEGADA EN LLANTO
No basta decirte que te extraño,
Un rosal de tristezas me acompaña,
Un pesar va doliendo en espirales
Y suplica que te acerques,
Que me beses,
Que me envuelvas en tus brazos
Y me abraces tan fuerte
Que nos duela.
Cómo será, no sé, estoy pensando
sacarle inspiración a esta tristeza.
Ir volcando el corazón en llanto,
tanto llanto que ahogue esta dolencia
de saber que te quiero y que me quieres
y no hay forma de romper la ausencia.
Carmen Amaralis Vega
RECUPERACIÓN PROFANA
Hoy te levantas más fuerte que ayer,
no pesa tanto el camino,
y aunque caigas nuevamente
sabes que te puedes levantar,
sacudir la malicia y los descaros.
Puedes volar los azules
y cubrir los negros
con el dorado tibio del sol.
Hoy un misterio sublime te protege,
cubre tus lacras y pecados
con la piel suave de los dioses.
Esos mismos dioses
que conocen debilidades,
angustias y placeres,
de flaquezas en brumas
decorando deseos lapidosos
en el pleno abismo de la flor.
Surcas los gemidos y el sexo
borrando de la piel el alma,
arrancándote las alas
entre lujurias y pasiones.
Hoy has logrado ser fuerte.
Se aviva la ilusión.
Ya todo ha pasado,
Florecen los lirios del perdón
Ahora vez con claridad,
¡Tenías que aprender¡
Carmen Amaralis Vega