DELIRIO DE BONDAD
Desperté La mezquindad está ahí,
agazapada en rincones ocultos,
en el recodo de los vientos borrascosos.
Se diluye entre los momentos de gloria,
entre laureles que deslumbran.
Corroe la delicada médula de la santidad.
Y en noches de desvelos
aparece el carcomido fantasma de la maldad,
muestra sus ojos de fuego.
Siempre en guerra.
Siempre desdoblándose por aniquilar la bondad,
la belleza de la misericordia.
Se escucha el zumbido de auto aprobación.
Siempre le gustó lo bello,
lo sutil,
lo amable,
Pero las batallas la consumen,
La estrangulan en un marasmo
entre el infierno y la cruz.
Carmen Amaralis Vega
LUZ DE AMPARO
Eres mi amparo de luz.
Con la caricia de tus manos
cicatrizan las heridas.
Tantas caídas van forrando la piel,
son cicatrices que describen mi historia.
Quitas el manto de las sombras,
desnudas la pureza del deseo,
y se juntan nuestras almas en un compás sagrado.
Eres amparo luminoso.
Si estás junto a mí corren despavoridas las sombras.
Me acaricia el murmullo del amor
y a lo lejos se escuchan
los aullidos de la frustración de tantos.
Con tu amparo no hace falta nada más.
Solo mirarme en la luz de tus ojos
y sentir el centro del universo a mis pies.
La eternidad es poco.
Campanadas de sombras
Las sombras me llaman,
llaman fuerte.
Se han avivado con las campanadas
de la iglesia donde me arrodillo,
donde invoco a mi ángel.
En delirios
no deseo escuchar sus llamados.
No quiero reconocer las muecas de la traición.
Las sombras se presentan como siluetas amargas.
con rostros que engañan,
rostros que dicen amarme
y no me aman.
Sigo de rodillas,
ensordecida y suplicante
invoco para que aparezca la luz
que ilumine la ruta que me falta
para alcanzar la paz.
Sé que me espera.
Está cerca,
la presiento.
Carmen Amaralis Vega
TIBIA ESPERANZA
Con siete anillos sobre su cabeza
reposa contemplando la nada,
mirando hacia dentro pensativo.
Sus manos tatuadas,
fueron muchas las faenas,
luchas desgarradoras,
fuertes desdichas injustificadas.
Está ahí,
Tumbado en reposo.
Sus anillos resplandecen,
Iluminan el contorno.
Tranquilo en sus mares de aguas serenas,
en su jardín con flores,
con trinos,
y una tibieza que alimenta al alma.
Alma que espera un no sé qué.
Tal vez un lugar donde reine la armonía.
Solo le bastaría una mano
que acaricie su espalda
con la tibieza que da el verdadero amor.
Agradece la vida siempre en esperas,
porque si algo le sobra, es la esperanza.
Carmen Amaralis Vega
MI ESPÍRITU ES MÍO
Cuando estoy desolada
a veces me encuentro llamando a mi espíritu,
para que me siga.
para que me acompañe en mis locuras.
Le veo a mi lado.
Está ahí, lo sé.
Le siento mirarme extrañado,
curioso,
inquieto.
No me riñe,
No me obliga a nada.
Soy yo la que hace siempre lo que desea,
con este tangible cuerpo de pasiones necias,
aún sabiendo que pueden lastimar,
que pueden quitar la paz,
esa que el espíritu necesita.
Acumulo sentimientos tocados,
los que pide este cuerpo al mirarme al espejo,
y mi espíritu sigue ahí, a mi lado,
aunque le confundan mis deseos,
mis terquedades,
mi necedad.
No deja de seguirme,
me pertenece,
es parte de mí,
es mi espíritu,
inquieto, permanente, eterno.
Carmen Amaralis Vega
HACIA OTRA HISTORIA
Van pasando las olas,
Unas bravías,
otras en calma azul.
Se disuelven en ellas
todo lo que ha hecho daño.
La luz fría de muchos ojos.
Ojos que no han sabido ver
las manos vacías de la miseria de tantos.
Van pasado las olas.
Arrastran con ellas
las tardes grises ante tantas tumbas
con cadáveres amados de tiempos muertos.
Siempre tienen algo que decir.
Ama aunque se lleven tus suspiros
los remolinos que cruzaron tu ruta.
En equilibrio miro al mar agradecida.
Se lleva y lava la cal de los huesos triturados
con golpes propios y ajenos.
La sal cicatriza la caricatura
posada en el rostro,
en tantos rostros de la historia.
Con tantas cicatrices
aunque trates
no puedes reconocerte en la barca
cruzando hacia otra historia.
Carmen Amaralis Vega