FLORECIDA DE AMOR
A veces pienso que el beso que me tiembla en la mirada
Se pierde derramado por tu vientre,
Se desliza con el miedo de perderse
sobre cumbres sedientas de pasión.
No lo has de entender,
Nunca lo has de entender.
Mi corazón sabe que en el mundo
A nadie más deseo amar.
Tiemblan mis manos llenas de caricias nuevas
deseando hacer un arcoíris sobre tu vida.
Y me quedo esperando el momento
de cubrirte de delirios el cuerpo
sin que lloren mis ojos
y se desborde el amor que te tengo.
Es que te amo tanto que solo tengo anhelos
de retoñar mi piel en flores.
Ardo en la loca tentación
De derramarme en pétalos sobre ti.
Carmen Amaralis Vega
HÚMEDA Y TRISTE
Húmeda como la tarde húmeda,
Triste y mustia en los rincones tristes
Blanquísima como las almas puras,
así se ve tu piel en la distancia.
Un vaivén de palomas me acompaña.
Picotean la cal de mi esperanza
Y un dejo de tristeza se me cuela
por la grietas del cristal del alma.
Es que sin ti es como estar sin mí,
Es como ese mar gris bajo este cielo gris,
acompañando los suspiros de un delfín
que divisó el amor entre las rocas
y de repente comenzó a sufrir.
Así me siento hoy:
Húmeda y triste como la tarde húmeda.
Carmen Amaralis Vega
VENGO DE VISITAR LAS ESQUINAS DEL DOLOR
¿Y qué pasa con esos que no tienen oídos para oír,
y te cierran las compuertas de sus almas,
con esos que creen lo que ellos mismos cantan?
Y qué pasa con esos laureles de paz
colocados en cabezas que solo esperan fama,
con esos que no escuchan las canciones del alma,
con esos que creen cantarle a la justicia,
y brillan sus botas en las esquinas del placer?
Si el gran desafío es inhalar miseria,
Corrupción,
Odio,
Violencia.
Metabolizarlo todo con ideologías de amor,
exhalar tolerancia,
aumentar la bondad en corazones fríos,
calmar el delirio de los poderosos,
y limpiar lacras sin temor a contagiar las manos.
Esas manos que acarician sus propios rostros.
Rostros que se miran mucho al espejo
buscando la belleza de la piel
en lugar de sondear la belleza del alma.
Escribo en el limbo del dolor,
Es que sé que el sentido de la vida queda atrapado
en el papel de un poema,
en las ondas del aire que resuenan en el desierto,
colocando muecas en el perfil del tiempo perdido.
No me contradigan,
lo suplico,
que hoy vengo de visitar
las esquinas del dolor y la sangre.
Carmen Amaralis Vega